Lo más habitual es que relacionamos el ritmo con la música o con el baile, pero el ritmo está presente en todo, absolutamente en todo. El ritmo es el portador de la fuerza vital, todo sigue un ritmo: nuestra respiración, el corazón, el día, la noche, las estaciones del año, las plantas, los animales y todas las células están pulsando en un ritmo.

Si nos damos cuenta de nuestro propio bioritmo y empezamos a respetarlo, nos daremos cuenta que la vida puede ser mucho más fácil y saludable. No hace falta estudiar ni memorizar datos, simplemente hay que observar el bioritmo de la naturaleza y respetar el nuestro.

Por eso, me gustaría compartir contigo reflexiones y algunos consejos cada mes de cada estación del año para que tú mism@ encuentres el ritmo de tu día, de tu noche y de toda tu vida.

 

Empecemos por la estación de invierno

Aunque en la zona del mediterráneo no podemos disfrutar de un invierno con nieve, podemos darnos cuenta que hace más frío y que la naturaleza está mucho más dormida. Los árboles están descansando y la tierra a veces también está cubierta por un velo blanco a la madrugada. Y todos vemos que las noches son mucho más largas y el sol se ¨levanta¨ mucho más tarde.

Entonces, yo me pregunto:

¿Por qué no respetamos el ritmo de invierno y no lo aprovechamos para recargar nuestras ¨pilas¨?

¿Por qué seguimos trabajando con la misma velocidad, queremos hacerlo todo e igual durante cada mes del año?

¿No sería más inteligente aprender de la naturaleza y seguir su ritmo?

Cada mes del año podemos aprender de la naturaleza y empezar a seguir su ritmo. No será tan difícil, empieza poco a poco y elije lo que más atención te llama.

La naturaleza te habla a través de los hechos:

  • Las noches son más largas y los días más cortos. ¿Qué nos quiere decir con esto? Duerme más. Acuéstate antes de lo habitual y ten en cuenta que el sueño es uno de los mejores remedios para todo, es un superalimento. Muchas veces no hace falta comprar suplementos alimenticios, sino dormir lo suficiente.

 

  • La naturaleza está ¨parada¨ en invierno, solo muy pocas plantas están creciendo.  Descansa más. Intenta hacer menos actividad (sobre todo por la tarde, noche) y simplemente estate quieto. No te hagas grandes planes para esta temporada, al contrario, quédate en silencio y teje tus planes y sueños. Ahora es el momento. La forma ya se la darás más adelante.

 

  • El invierno es mucho más silencioso, también gracias a la oscuridad y las noches largas. Nos hace muchísima falta el silencio, porque a todas horas y en todos los lugares hay mucho ruido. El silencio tiene un poder sanador, aumenta la creación de nuevas células cerebrales y neuronales, disminuye el estrés y la ansiedad. Y el invierno nos invita estar más en silencio, así que aprovéchalo esta temporada.

Para seguir el ritmo de invierno, no te hace falta nada especial, 👆👆👆 todos son remedios naturales, gratuitos y alcanzables.

Cuida tus riñones

Y ahora, antes de compartirte un ejercicio meditativo, quiero mencionar la importancia del cuidado de nuestros riñones, porque es el órgano que deberíamos mimar justamente en esta temporada. Son nuestras pilas vitales, es el órgano donde está guardada nuestra energía vital y justamente ahora necesitan nuestro cariño. Hay muchas maneras y muy efectivas como cuidar los riñones (si quisieras saberlas, escríbeme 😉, pero aquí te quiero compartir solo dos:

  • Lo que daña a los riñones es cenar tarde, y sí cenar a las nueve de la noche ES tarde. Tus riñones y todo tu cuerpo será mucho más feliz si intentas adelantar tus cenas, y si puede ser entre las 19:00-20:00 (en España) sería espectacular 🙂
  • ¿Te has fijado que las alubias tienen la misma forma como los riñones?  Será por algo, las alubias refuerzan los riñones.

No te agobies, empieza a hacer pequeños cambios poco a poco, y para que lo ¨medites¨ te invito que hagas un ejercicio de contemplación. El ejercicio se suele llamar Trataka – y se trata de mirar fijamente un objeto. Puede ser una vela, por ejemplo.

Mirando la vela

  • siéntate o túmbate cómodamente y enciende una vela,
  • fija tu mirada en la llama de la vela y obsérvala un par de minutos,
  • cierra los ojos, respira, y ábrete a cualquier sensación, imagen, que pueda venir,
  • disfruta del silencio,
  • puedes repetir el ejercicio cuántas veces te apetezca,
  • cuando acabes, pide un deseo desde tu corazón  y sopla la vela 🙂  y si quieres anota tu experiencia en un cuaderno dedicado a tus prácticas meditativas o compártela conmigo. 🤍🤍🤍

 

 

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